sábado, 26 de dezembro de 2009

El espejismo de la balanza comercial española

Uno de los datos que históricamente vienen evidenciando la escasa competitividad de la economía española es nuestro endémico déficit comercial. En 2007, el saldo negativo alcanzó el 9,5 % del PIB. En 2008, el 8,6 % del PIB.

En la actual coyuntura, ante la escasez de datos macroeconómicos favorables, comienza a presentarse la reducción del déficit comercial en la segunda mitad de 2008 y en 2009, como un aspecto positivo.

Ese menor déficit es debido a la drástica reducción de las importaciones en mayor grado que la contracción experimentada por las exportaciones (gráfico 1).

Gráfico 1. Balanza Comercial 2008-2009 (millones de €)

El aspecto negativo es que esa caída en el volumen de importaciones se refleja en mayor medida en los bienes de capital que en los bienes de consumo.

Hasta tal punto se han reducido las importaciones de bienes de capital que, algo insólito, nuestra balanza comercial de bienes de capital arroja saldos positivos en alguno de estos últimos meses (gráfico 2).

En un país tecnológicamente dependiente y con graves problemas de productividad, como es España, el que se reduzcan las importaciones de bienes de capital es una pésima noticia.

Una de las vías más efectivas para salvar nuestro gap tecnológico negativo y avanzar así hacia mayores cotas de productividad es precisamente la importación de bienes de capital que traen tecnología incorporada.

Gráfico 2. Balanza Comercial Bienes de Capital 2008-2009 (miles de €)

Lejos de constituir un dato positivo, esta actual reducción del déficit comercial debe interpretarse como un aplazamiento, sine die, en el avance hacia el tan cacareado "nuevo modelo productivo" y hacia la mejora de nuestra competitividad país.

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